Nieves fue una mujer alegre y llena de amor hasta su último aliento; murió en la cama, durmiendo, como ella siempre había deseado. Nunca guardó rencor ni generó odio hacia los golpistas del 36 –que luego la encarcelaron-; siempre tuvo una fe ciega en que la pesadilla franquista acabaría por terminar, volviendo la Democracia y con ella la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad.
Además, estaba completamente convencida de que la educación o EDUCACIÓN, con mayúsculas, era capaz de cambiar el mundo, haciéndolo habitable, amable, igualitario, fraterno…en este aspecto era inquebrantable, como también lo era en muchos otros: hacer el bien, no chillar ni gritar, porque “no por ello se tiene más razón”…. “ni una voz por encima de la otra” (frases suyas repetidas hasta la saciedad), así como las maneras amables y suaves, “las buenas maneras”, que ella decía.
Yo soy feminista gracias a ella, genéticamente me gusta decir; recuerdo toda mi infancia y adolescencia con un leitmotiv machacón: la independencia económica de las mujeres, es la clave de la libertad, para hacer “de tu capa un sayo” –otra expresión suya- para no depender de los hombres, quienes quiera que fueran, -los maridos, los padres, los hermanos…- y en esa independencia económica, residía la clave para la libertad.
En ese aspecto era muy inocente pues pensaba que habiendo alcanzado el voto gracias a Clara Campoamor – a la cual tenía en un pedestal, palabras suyas- y con la independencia económica la Igualdad estaba servida; en su recuerdo y en su educación siempre estaba la II República como hito social, cultural y político con nombres femeninos: Victoria Kent, Margarita Nelken y por supuesto Clara Campoamor, sin faltar Flora Tristán, como aderezo o punto final. La educación, -aprender a razonar, a pensar, a discurrir – de nuevo palabra suya-, cultivar el pensamiento, argumentar…- y la independencia económica a través de un trabajo satisfactorio, reconfortante, vocacional, fueron los dos puntales sobre los que educó a sus hijos.
Pero por encima de todo Nieves fue una luchadora, vital y optimista al mismo tiempo que serena; fue ella la que me serenó al otro lado del teléfono al final de la tarde del 23 de febrero de 1981, cuando quedaron restablecidas las comunicaciones -yo había llenado el tanque del coche de gasolina y había puesto rumbo a Francia- entera e imperturbable me dijo, tranquila, no ha triunfado el golpe…como efectivamente fue.
Nuestras discusiones feministas existieron desde el origen, pero en particular se agudizaron cuando ella formó parte de la recién creada “asociación de amas de casa”, en los comienzos de la democracia y desde cuya plataforma reivindicaban un sueldo para las mujeres que trabajaban en casa.
Su argumento, entonces muy discutido por mí – y desde luego todavía hoy- era que si ellas no hacían el trabajo doméstico alguien tendría que hacerlo, por lo tanto era un trabajo, por lo tanto generaba plusvalía, por lo tanto debía ser remunerado. En fin, pronto se dio cuenta que esa asociación de mujeres no era estrictamente feminista y no iba a ningún lado, por lo que centró de nuevo su trabajo político y social en el movimiento vecinal.
Nieves estuvo 16 años en las cárceles franquistas por haber pertenecido a las J.S.U. (Juventudes Socialistas Unificadas). Crecí con esos recuerdos: la organización juvenil que llevaba la educación y la cultura a los pueblos de su “sierra pobre”, hoy sierra norte madrileña, las JSU, de las cuales siempre estuvo orgullosa; las 13 rosas, compañeras y amigas suyas fuera y dentro de la cárcel; la huelga de hambre de la cárcel de Segovia, que le costó un castigo ejemplar, 3 meses de aislamiento en una celda; la solidaridad del pueblo vasco en Saturrarán y Amorebieta, penales por los que pasó después de Ventas; sus maestras de la Institución Libre de Enseñanza, gracias a las cuales descubrió su vocación de maestra; su pasión por la poesía (Hernández y Machado especialmente) y la literatura en general (Thomas Mann o Stefan Zweig los leí siendo una adolescente, gracias a ella)…cómo conoció al que fue su marido y padre de sus hijos, en la cárcel de Ventas, cuando Arturo se hizo pasar por un familiar para visitarla…se enamoraron…
Los cinco de agosto de todos los años, junto con Mari Carmen Cuesta y Concha Carretero, luchando por un memorial en las tapias del cementerio del Este que recordase a las fusiladas (las 13 rosas) y los fusilados (39 chicos) todos jóvenes militantes de las JSU… en fin, miles de anécdotas e historias que dan para mucho más que una breve reseña, porque Nieves fue la memoria viva de la juventud que con la II República vio, creyó y luchó por un mundo nuevo, mejor… fue la memoria viva de la resistencia dentro de las cárceles franquistas…. y fue la memoria viva de esas miles de mujeres anónimas y llenas de contradicciones que cotidianamente, a su manera, construían Igualdad.
Nieves fue mi madre.
En agradecimiento a la Asociación de Vecinos “Valle Inclán” y a la Junta Municipal del Distrito de Chamartín, especialmente a su Equipo de Gobierno.