El 8 de marzo ha supuesto un buen paso adelante en la visibilización de las demandas feministas por un mundo con mayor solidaridad e igualdad y, en particular, por avanzar en la erradicación de la cultura patriarcal que sigue marcando nuestra sociedad.
Este año, la coyuntura política ha puesto sobre el tapete un elemento importante de confrontación, a través de algunos elementos machistas que pretenden resurgir desde posiciones autoritarias en parte de la sociedad; coletazos que hay que enfrentar para seguir avanzando en la igualdad.
Se ha visto estos dias, especialmente, en el posicionamiento que han venido manifestando los distintos partidos de la derecha, criticando a los movimientos feministas e, incluso, defendiendo actitudes claramente machistas; todo menos debatir las propuestas feministas concretas como por ejemplo las del Manifiesto del 8 de marzo. Una derecha seguidora del Aznarismo que hace 20 años proponía como alternativa “la mujer, mujer”, y que ahora habla de un “feminismo liberal” para constreñir las propuestas economicas y sociales, o incluso que se inventa la paparrucha de definirlo como un “machismo de mujeres” que quieren enfrentarlas a los hombres. Es una estrategia política, que trata de cambiar el tercio en el debate público, para no asumir el planteamiento del movimiento feminista para, entre todos y todas, cambiar las cosas codo con codo.
Por otro lado la izquierda, sí pretende ser transformadora, tiene que asumir el feminismo de forma radical (llegando a las raices de los temas), o no profundizará en la igualdad. La izquierda tiene que ser feminista en sus planteamientos de organización democrática y justicia social, como tiene que ser verde, contemplando el uso de los bienes comunes naturales; o no será mas que una veleta cayendo en la frivolidad.
Hay que estar vigilantes para que la visibilización de las reivindiacaciones feministas se mantengan en el espacio público y vayan cambiando el marco cultural y educativo, pero para que, ademas, se vayan materializando progresivamente en la representación politica, la legislacion, y en las políticas públicas, a través de medidas organizativas y presupuestarias. Mantenerlas vivas en el debate público.
Para mejorar la sociedad hay que provocar terremotos en la vida cotidiana, como: en el derecho al empleo y la igualdad en las condiciones laborales, salarios y promoción; el reconocimiento del trabajo que ahora no se remunera, en cuidados, consiguiendo cambios culturales en la corresponsabilidad de los compañeros; el desarrollo del Estado del Bienestar en educación, sanidad o vivienda; la seguridad frente a la violencia de genero; la integración de migrantes y grupos vunerables y excluidos; etc.
Ante estas situaciones la sociedad toda, tiene que asumir un programa básico radical y definirse YA como feminista, sin buscar excusas ni adjetivos; avanzar en estos valores y conseguir que en la proxima legislatura los partidos politicos que votemos los defiendan; pero para ello habrá que mantener el trabajo desde los colectivos y extenderlo a distintos grupos y capas sociales.
E insistir, año tras año, porque tenemos que avanzar, pero el proceso será largo.
Nos vemos el 2020.