A las 7 de la tarde se alzaba el telón ante la sala abarrotada del Centro Nicolás Salmerón. Seju Monzón introdujo la obra, los ocho cuadros de Un relato con futuro con su particular cordialidad y empatía.
Aparecen las sufragistas en Inglaterra en 1920 y el silencio recorre la sala. Cinco mujeres que nos hacen vivir su lucha para conseguir el voto, que lograron en 1928.
La obra nos traslada al Mayo francés del 68 con su utopía y las movilizaciones de estudiantes y obreros que marcaron un revulsivo en Europa. Sus efectos cambiaron la vida de generaciones, y fue el germen de la liberación de la mujer a mediados del siglo pasado.
En el cuadro siguiente aparecen los hippies, antibelicistas, anticapitalistas, que cuestionaban los valores burgueses, la familia, el papel de la mujer, la sexualidad. La guerra del Vietnam, no tiene cabida, Paz y amor. La compañía canta “ We shall overcome”, -venceremos–, y nos lleva a San Francisco.
Llega el momento de dibujar la España del nacional catolicismo. Se alaba el papel de la mujer como buena esposa y madre, o el de la soltera en espera de un novio que la lleve al altar. La familia que se adhería al régimen permanecía unida y la Plaza de Oriente que era el punto neurálgico de las adhesiones inquebrantables. la cabeza de las mujeres se cubre con una gran mantilla.
Son los años 70. Empieza la apertura y comienzan los movimientos de las mujeres en el Estado Español. Se organizan, se reúnen, se manifiestan a favor del aborto, por su sexualidad, por los derechos laborales. No temen a los grises. La píldora se introduce lentamente y las mujeres abandonan el manual de la perfecta casada. Entran en las universidades, aumenta el número de mujeres que trabajan, que cuestionan el papel de la Iglesia. Toman la palabra.
Los movimientos anteriores han preparado las nuevas demandas de la sociedad, la defensa del colectivo LGTI, que ha marcado el final del s. XX y comienzos del XXI. Su lucha por la aceptación de una sexualidad hasta entonces excluyente. La heterosexualidad no marca ya el modelo de relaciones. Porque: ¿A quién le importa?, canta la compañía y el público acompaña.
Llega 2018 es el estallido del movimiento feminista. El 8 de marzo se realizan manifestaciones en Madrid, Barcelona, Sevilla, Bilbao y un largo etc., como no se habían conocido antes. El elenco de actrices canta: “ori, ori, orá esta huelga va a empezar”, que es jaleado por el público. La mujer ocupa posiciones, movimientos como el “me too” aparecen en EEUU y Europa. Las movilizaciones del 1 de mayo también se tiñen de violeta.
Estamos en 2019, es el empoderamiento de la mujer, seguras de lo conquistado, pero sin perder de vista lo que queda por hacer. El cambio de roles se impone. Porque en el Relato con futuro la lucha por la emancipación de la mujer viene de lejos y va lejos. El auditorio se llena de alegría, globos, colores, manos en alto, Todo la compañía hace la ola con las manos y avanza por el escenario. La canción de “Ni un paso atrás”, salta a la sala en medio de los aplausos de los asistentes.
Sesenta minutos de recorrido por la lucha de la emancipación de la mujer y realizado por el grupo de teatro de la Asociación Vecinal Valle Inclán, con su elenco de actores y actrices, de vestuario, de tramoyista, de música, de panel de fotografías, de guitarra, de guión dirección, convirtieron la tarde en una crítica lúdica y lucida de la lucha de la mujer por su emancipación desde hace un siglo.