A pocos días de la constitución de los consistorios, las noticias de los medios de comunicación siguen dando vueltas a los pactos. Se saca punta a lo que sea para crear noticias, en general banales, por parte de muchos políticos, tertulianos y periodistas, dando cancha a mucho postureo y ambigüedades.
La atención mediática se potencia en la fase actual de nuestro sistema político porque obtienen representación hasta seis partidos, como ha ocurrido en el Ayuntamiento y Comunidad de Madrid, dificultando la formación de gobiernos y posteriormente la gestión de la agenda pública.
De momento, falta reflexión sobre las razones de esta fragmentación. Además los partidos no están clarificando su espacio político, y sus movimientos pactistas resultan desconcertantes para muchos votantes. En los dilemas internos en los partidos, entre los más defensores de sus principios programáticos y los mas pragmáticos dispuestos a renunciar a su identidad con tal de “tocar” poder, están ganando estos últimos, especialmente en la derecha.
Porque a pesar de la multiplicidad de partidos, está imponiéndose la polarización política, con un claro frente de derechas. En la derecha se ha establecido una lucha feroz, compitiendo por extremar sus posiciones sobre la organización territorial, lo que pone en cuestión la posibilidad de un debate; y atacando a los partidos de “izquierda” y nacionalistas, hasta un punto en que cuesta diferenciar los tres partidos de la derecha. La entrada de VOX también ha provocado en la derecha planteamientos mas conservadores, incluso intransigentes, en relación con los derechos civiles conquistados, por ejemplo, por movimientos como el feminismo y el LGTB. Las derechas se han agrupado en torno a políticas “neocon” (conservadurismo social y neoliberalismo económico), pero las izquierdas tienen proyectos menos definidos y poco ambiciosos, y los nacionalismos solo se unen en torno a demandas identitarias como la reclamación del derechos a “decidir”, eufemismo de la autodeterminación.
Cara a la formación de gobiernos la polarización está conduciendo al frentismo, especialmente en la derecha y en el nacionalismo catalán. Los acuerdos municipales se dificultan por la confrontación a nivel nacional en el eje de identidad territorial, que condiciona los posibles acuerdos al margen de la problemática municipal y de las necesidades de gobiernos locales estables.
Los apoyos transversales de partidos entre los distintos frentes, han dado un caso singular con Valls en Barcelona, ofreciendo votos “gratis” a Barcelona en Comu, para cerrar el paso a ERC; una forma de exclusión, mientras Colau no consigue que ERC y PSC acepten un tripartito de izquierdas, manteniendo sus vetos cruzados. Por otro lado, la iniciativa del PSOE y Mas Madrid ofreciendo conversaciones a Ciudadanos para aislar a VOX en Madrid, parece destinada al fracaso, ya que Ciudadanos considera inaceptable la posición de estos partidos en la cuestión catalana, y prefiere llegar a acuerdos con el PP madrileño cargado de imputados por corrupción, y negocia con VOX de forma vergonzante, cediéndole una Vicepresidencia en la mesa de la Asamblea de Madrid.
En Madrid reina el frentismo y se está imponiendo la derecha dura y, en el caso del municipio capital, se anuncian medidas revanchistas contra las principales actuaciones de Ahora Madrid.
Desde los movimientos ciudadanos y vecinales va a tocar resistir los embates contra las medidas sociales y ambientales (como la ordenanza de movilidad o Madrid Central), contra las políticas que se van a desarrollar para mantener y potenciar una ciudad de urbanismo especulativo y contra el alejamiento de la participación ciudadana en la gobernabilidad, desvirtuando los Foros Locales o los Presupuestos Participativos, en vez de potenciarlos.
Toca organizarse y coordinarse para pasar a posiciones aún más activas. Solo la movilización puede confrontar las políticas «neocon» que nos trae el frentismo de derechas.