Convocada por la Mesa de Sanidad Pública de Madrid, ha tenido lugar la 89 Marea Blanca. La manifestación transcurrió, el pasado domingo 16 de febrero, desde la Plaza de Callao hasta la Puerta del Sol, bajando por la Gran Vía y subiendo por la calle de Alcalá. Con el lema: «Urgencias y Emergencias más suficientes: tu vida está en peligro».
Abría la marcha, la clásica y ya consabida pancarta horizontal, portada por voluntarios que rezaba: No a los recortes y privatizaciones, sí a la sanidad y servicios públicos. En esta ocasión venía intercalada por diferentes pancartas detrás de las cuales se agrupaban distintos colectivos. Así se podía ver en una: Sanidad 100 x 100 pública, universal y de calidad. Ni un paso atrás. Mesa para la defensa pública de Madrid (MEDSAP); y, en otra: Devolución de todo lo privatizado. Plataforma de usuarios y pacientes de La Princesa. Vecinos y vecinas del barrio de Prosperidad, iban detrás de esta pancarta de su hospital de referencia, algunos de ellos pertenecientes a la Asociación Vecinal Valle-Inclán. Todos reivindicando las mejoras de las prestaciones sanitarias.
Una acertada reproducción de las ambulancias del SUMMA 112 iba rodeada de sus trabajadores, en lucha por la calidad asistencial.
El clima ayudó, a que la marcha se detuviera en algunos puntos más estratégicos del recorrido, como el esquinazo de Gran Vía con Alcalá, haciendo una parada amenizada por diversos cánticos aludiendo a una salud universal, pública y de calidad. También se coreaban consignas de denuncia referidas a aspectos de servicios de urgencias que requerían mejoras.
Al finalizar, ya en la Puerta del Sol, se leyó el comunicado final, en el cual se repasaban en un listado todos los dispositivos de urgencias de la CAM: el SUMMA 112, el servicio de urgencias de atención primaria (SUAP), del que remarcaban la escasez de recursos, como un profesional para 120/150 pacientes ocasionalmente, que causan interminables esperas, y exigiendo más recursos humanos y técnicos, menos demoras y humanización de los servicios para pacientes y trabajadores.
Y así continuarán las Mareas Blancas: la sanidad no se vende, se defiende.