Si hay algo que ha puesto de manifiesto la pandemia del corona virus es la situación del sistema sanitario, especialmente el madrileño. Desde la crisis económica de 2008 los recortes en la sanidad han sido enormes: personal médico, enfermería, celadores, limpieza, número de camas, cesión de recursos de la sanidad pública a la privada, plantas que se mantenían vacías en hospitales de gestión privada. Los recursos disminuían cada año. La crisis del corona virus revela la necesidad de una sanidad pública, universal, y gratuita que no deje a nadie en la cuneta de la desatención por falta de medios.
Pero la actual situación refleja que la demanda de la necesidad sanitaria desborda la oferta de salud. Hospitales con UCIS desbordadas, personal sanitario con escasez de mascarilla y guantes, con horarios de doce y quince horas y con la desesperanza por no poder realizar los test del virus a los pacientes con síntomas por falta de medios. ¿A quién elegir? ¿Al más apto? Pero este colectivo ha devuelto la confianza de los ciudadanos por la sanidad, por su entrega y sacrificio, a veces poniendo en peligro su salud para salvar otras vidas. En las residencias de mayores, la población más vulnerable, la situación todavía es peor. Es el escenario de los hospitales pero agudizado.
La pandemia lo ha puesto todo patas arriba. Cuando escampe la situación, será obligación del gobierno, autoridades autonómicas, locales, sanitarias, etc. elaborar una nueva política sanitaria que evite los imprevistos actuales.
Los comités científicos avalan la teoría de que es probable que aparezca otra crisis el próximo invierno. Si para entonces no se ha desarrollado una vacuna, por lo menos que el virus no encuentre una sanidad pública en vías de desmantelamiento, sino robusta, competente, eficaz, que de respuesta a las necesidades que se presenten. Noam Chomsky en una entrevista a la periodista italiana Valentina Nicolí mantiene que «El asalto neoliberal ha dejado a los hospitales sin preparación. Un ejemplo: las camas han sido recortadas en nombre de la ‘eficiencia’ ».
Es hora de abandonar las políticas neoliberales que tanto daño han hecho a los sistemas públicos de protección y dar respuestas que no excluyan a sectores de la sociedad. El sacrificio debe ser igual para todos. “Sanidad pública universal y gratuita” como corean las mareas blancas una vez al mes desde el inicio de la crisis económica del 2008.
La confianza de la ciudadanía de un país se obtiene cuando ve que se atiende con igualdad la salud de los ciudadanos.