Estamos asediados pero no vencidos.
nos importa el sentido que tiene la vida,
el ácido valor del sufrimiento,
la brillante luz del pensamiento;
combatir la pobreza,
defender la utopía,
recuperar la vida cotidiana.
resistir el embate de este mundo
vacío de horizonte,
seductor, frustrante, impetuoso,
sacudido por vientos y preguntas
que nos suscitan coraje y rebeldía,
entre alientos de euforia y de esperanza.