Entrevista a Gloria Cavanna
Licenciada en Farmacia. Portavoz de la AAVV Valle-Inclán
“El compromiso con la sociedad es un proceso comunitario. Caminamos y progresamos unos gracias a los otros”
Por Ritama Muñoz-Rojas
Si hubiera que poner un nombre y apellido al compromiso con la sociedad y la lucha para que el mundo sea más justo y mejor, los que la conocen estarían de acuerdo: sería Gloria Cavanna. En los últimos años, Gloria está completamente volcada en la Asociación Vecinal Valle Inclán, de Prosperidad, de la que fue presidenta entre 2000 y 2007; ahora, trabajando con las dificultades e incomodidades que nos ha impuesto el COVID y las recomendaciones para frenarlo, empezando por las limitaciones de contacto, que mantienen cerrada la Aso desde el pasado marzo. Pero esto no frena a sus miembros empezando por Gloria, que, desde casa, sigue movilizada y movilizando a los demás. La situación, sanitaria, la situación de los sanitarios, la situación de cientos o miles que lo están pasando verdaderamente mal, la situación de los estudiantes la ocupan el día a día desde que comenzó la crisis del coronavirus. Desde niña, en el colegio, tuvo conciencia de la injusticia y la desigualdad entre las personas. De la conciencia pasó al activismo siendo muy joven. En la universidad (estudió Farmacia), se puso en marcha y fue colaborando con grupos que trabajaban para mejorar la vida de los demás. Y en el trabajo pasó al compromiso socio político. Primero, desde la lucha sindical; luego, militando en partidos políticos y, después, el movimiento vecinal. De todo esto y mucho más nos habla en esta entrevista hecha por teléfono a principios de noviembre.
¿En qué andas ahora?
Por dedicación, fundamentalmente, continúo en la asociación vecinal de Prosperidad y de alguna manera colaboro con Izquierda Unida en el proyecto de Unidas Podemos. Sin olvidar la necesidad de colaboración posible con el llamado Tercer Mundo, tan explotado y al que tanto debemos.
¿De dónde y cómo nace tu compromiso con la sociedad?
Cuando empezó la guerra tenía dos años, huérfana desde los cinco, fui educada en el nacional catolicismo, en un colegio en el que entrábamos por la misma puerta los que pagábamos algo y los que no pagaban nada, allí empezó la preocupación o el interés por que otras personas pudieran vivir al menos como vivía yo. Sin duda el testimonio de mi madre en cuanto a la justicia y la atención a los necesitados, fue definitivo. Insistía en que como mujer tenía que ir a la universidad y ser autosuficiente. Gestionó la continuidad de la Beca que tuve durante el bachillerato, sin la cual no hubiera sido posible.
Pasé por la universidad con ese interés por apoyar a los demás, sin más “visión política”, simplemente social, sin ir a las causas que generaban tal situación. Fui delegada de curso; después de realizar el Servicio Social universitario, descubrí cauces de colaboración, con un grupo de compañeras dando clases de cultura general, a mujeres trabajadoras que cumplían su Servicio Social y llevando residencias, para trabajadoras, durante el verano… pero sin caer en la cuestión política. Y fue ya en el trabajo, en el que era jefa de fabricación en un laboratorio farmacéutico, donde el contacto con la clase obrera me descubrió la dimensión socio política
¿Qué significa estar comprometido con la sociedad?
Que los intereses de la sociedad marquen tus prioridades. Creo que el compromiso significa que la sociedad avance, saber que tiene que ser un proceso comunitario, que no vale con que avance solo una persona, no somos individuos aislados, tenemos que ir juntos, caminamos y progresamos unos gracias a los otros, todo lo recibimos y tenemos que “devolverlo a la sociedad”. Ahí está la diversidad, pero todos y todas implicados en el proceso de igualdad, en cuanto a la conquista de igualdad de derechos y deberes.
Durante muchos años estuviste involucrada en el movimiento sindical; más que en partidos políticos
Así es; porque estaba trabajando, y mi compromiso partía de la realidad, que era el trabajo; mi compromiso fue por un trabajo digno, por un trabajo en el que las personas contaran y por un trabajo para todos; luego llegó el compromiso sindical que me fue descubriendo la dimensión sociopolítica. Lo habitual era una reunión semanal de formación en la que se analizaban las situaciones, las causas de la marginación social en que vivíamos, las posibles respuestas,. Resumiendo, con sus dudas, miedos y sobresaltos, la acción comunitaria, el trabajo con otros sectores y con compañeros de otras clases sociales en la lucha solidaria por las libertades fueron hitos importantes que me marcaron.
Recuerdo, siendo presidenta del Comité de Empresa, en los años noventa, llevar a la empresa al primer juicio por “discriminación sindical”, que defendió Enrique Lillo, abogado de CCOO y en el que tuve el privilegio de tener como testigo a Marcelino Camacho, y la alegría de que a una compañera, testigo por la Empresa, que estaba eventual, y que al final no testificó, pero que por ir, la hicieron fija.
Luego ya más el compromiso político, con el comienzo de Izquierda Unida. En 1988, como vocal vecina en la Junta Municipal del Distrito, que dejé, a petición propia, por empezar a trabajar en una cooperativa de Servicios Sociales, que concursaba en el Ayuntamiento. “Como la mujer del César, no sólo ser honrada, sino parecerlo”. Efectivamente, llevé la dirección de la primera Residencia temporal, para Descanso familiar de Personas Mayores, de la Comunidad de Madrid en Villaverde. Desde dónde me jubile en el 99. Considero, aunque sólo fueron poco más de dos años de amplia dedicación, que fue muy gratificante personalmente, constatando, con gran impotencia que, aun cumpliendo el pliego, sustituciones, mejoras, cuidado y formación del personal, no era suficiente. Habría que ir a otro tipo residencial como en Francia, y hoy ya hay alguna cooperativa en Madrid y Cuenca.
Los sindicatos reciben muchas críticas. ¿Qué les dirías a la gente que pone en entredicho el papel o la labor de las organizaciones sindicales?
Ahora estoy más lejos de la opción sindical, no es mi vivencia cotidiana, y las circunstancias laborales han cambiado mucho. La implantación de las multinacionales, la escasa presencia de la industria nacional, el incremento de la pequeña y mediana empresa, la reforma de la Ley Laboral, la aparición de los falsos autónomos, las empresas con personal contratado con baja cualificación personal, la mano de obra migrante, no reconocida y con clara dependencia del contratante… todo eso hace que la tarea sindical sea muy difícil de ejercer y de reconocer. Pero realmente, la conciencia de clase a mí me la dieron los sindicatos y creo que la sociedad actual necesita esa conciencia de clase, y ahí tienen que estar los sindicatos; tienen que responder a las necesidades actuales de la clase trabajadora, los que tienen y los que no tienen trabajo, sin olvidar el evitar trabajos precarios Me parecen imprescindibles.
Posteriormente te involucraste muy a fondo con el movimiento vecinal, en la Asociación Valle Inclán de Prosperidad. ¿Cuál ha sido el papel de las asociaciones de vecinos? Su importancia a lo largo de los años
Yo estaba en el espacio sindical y en esos años también compartí luchas vecinales concretas. El papel de las asociaciones de vecinos ha sido reivindicar que los vecinos tienen derecho a vivir y fijar sus condiciones, cómo quieren vivir, en dónde quieren vivir y las condiciones dignas para vivir. Yo creo que eso ha sido la reclamación permanente del movimiento vecinal; movilizaciones por la subida del pan, transportes, el agua, la educación, la sanidad, el urbanismo, la habitabilidad, son derechos fundamentales que se han ido reivindicando y conquistando
En ocasiones, se fundían el movimiento sindical y vecinal, afectaba a todos, como por ejemplo en Prosperidad, con el No a la OTAN, las marchas a Torrejón; con el colegio público Luis Bello, para que los alumnos recuperara su patio de recreo, espacio en el que en el año 42, construyeron casas para los maestros y que en los años 80 estaban ocupadas por vecinos; y ahí la asociación vecinal junto a Izquierda Unida tuvieron mucho que ver y mucho que hacer durante la primera legislatura del PSOE. Lanzamos un vídeo con la UNESCO….
Cuéntanos algunos de los hitos del movimiento vecinal en la Prospe
La petición de un Centro de Especialidades en Chamartín, que con casi 150.000 habitantes no tiene ninguno. Duró años la reivindicación, hasta que la política de privatización de la Sanidad, en Madrid, nos hizo desistir, ya que no se quería un Centro de Especialidades privado.
La asociación planificó y logró constituir El Consejo de Salud, con la participación sanitaria, de la Junta Municipal y de las organizaciones vecinales, pero no duró más de tres convocatorias. por cambio de política de la Comunidad de Madrid.
El proyecto +60 que en los años 1994-1996 subvencionó el Imserso y que supuso un estudio sobre la población mayor de 60 años, estudio pionero en Prosperidad, que nos permitió conocer la situación real de las personas mayores. Estuvo dirigido por el equipo sociológico IOE y contó con más de 160 voluntarios; los entrevistadores que visitaban a los mayores en sus domicilios, eran alumnos adolescentes, propuestos por el o la Trabajadora Social del Centro Escolar, con socios de la asociación Valle-Inclán y vecinos voluntarios que se sumaron. El diálogo intergeneracional fue un fruto del mismo. Se involucró también a los presidentes de las comunidades en dónde vivían los mayores. No se pudo continuar con los nuevos proyectos que respondían a las necesidades detectadas por falta de medios.
El monumento diseñado por los niños y subvencionado por los vecinos sobre “Aquí yace la guerra”, que se colocó en la Plaza de Prosperidad, después de la entrada en la OTAN; fue una reacción vecinal, intergeneracional y multicultural. La Junta Municipal retiró el monumento en 2011, pero lo repusimos en 2018 y fue declarado Monumento del Patrimonio histórico Municipal.
Las actividades con migrantes, en la primera década de este siglo, con el objetivo de favorecer su integración como vecinos, pero que fue interrumpida por la política de la Comunidad de Madrid porque decidió reunir a los migrantes en casas regionales.
Los objetivos de Igualdad de derechos y deberes, del cambio ecológico, de consolidar la información y participación, y más.
Y seguiría, pero ahí están las Memorias de la Asociación, en dónde se van reflejando estas luchas, con logros y fracasos, pero los y las vecinas, siguen resistiendo y avanzando
¿Tú crees que las asociaciones de vecinos se ven obligadas a cubrir un hueco al que es imposible que lleguen los partidos políticos?
Yo creo que la participación delegada en los partidos políticos, legítima, necesaria, imprescindible, no tiene por qué absorber la participación directa de los ciudadanos a través de sus asociaciones y colectivos, que tienen unos intereses cercanos, visibles, concretos y que se trata de aunar unos y otros, pero no sustituir.
Pienso que, al principio de las libertades democráticas los partidos, los partidos de izquierda, sobre todo, pensaron que las asociaciones podrían quitarles protagonismo, que ya ellos podrían hacerlo todo, y no todo pueden hacerlo los partidos desde las instituciones. La visión de la realidad concreta, cercana es lo suficientemente compleja, rica y diversa, que es importante que la muestren los ciudadanos de uno u otro signo; los que viven en los territorios, los nativos y los migrantes que quieren vivir dignamente, y son sujetos de derechos y deberes. Tenemos y queremos una ciudad, un barrio, intercultural y, por supuesto, intergeneracional, en el que no se expulse ni a los jóvenes, ni se esconda a los mayores.
Estamos viviendo una gravísima crisis económica y sanitaria. ¿Qué se puede hacer desde el movimiento vecinal?
Creo que el movimiento vecinal, tiene que estar solidariamente atento, pendiente a todo lo que sea necesario para el vecino que tiene, el que ve, el que solicita un apoyo inmediato; pero, sobre todo, para reivindicar a las instituciones que se atienda a esas necesidades concretas; el movimiento vecinal, en cada Distrito y coordinado en la FRAVM, puede y debe colaborar, puede denunciar, puede destapar huecos a los que otras instituciones de primera intención no llegan; pero desde luego, no puede cubrir toda la respuesta con el voluntariado; la respuesta tiene que ser institucional.
¿Cuál es el problema que más te preocupa en estos momentos?
En estos momentos, me preocupa el problema sanitario y social, por su urgencia y me preocupa el educativo por su transcendencia. Nos estamos jugando el futuro de este país. La educación es la base para que la sociedad este formada por ciudadanos libres, con capacidad crítica, solidarios. Imprescindible también el papel educativo desde los Medios de Comunicación.
La riqueza de un país son sus ciudadanos formados, que con su trabajo digno, reconocido, en investigación o producción, devuelven a la sociedad lo que han recibido y no se ven obligados a emigrar.
Me preocupa la desigualdad que hay en el tema educativo y que no hayan sido ejecutadas las previsiones que se veían como necesarias este verano para empezar el curso escolar, según han denunciado diversas plataformas de la comunidad educativa; la realidad de las familias con menos recursos y con menos disponibilidad de medios técnicos, de habitabilidad y cultura de los progenitores está influyendo en que no puedan acceder a la educación online en este momento de una manera fluida. Sin pan, sin casa, es imposible.
Y me preocupa la situación sanitaria; porque nos pueden perimetrar, nos pueden impedir el ocio nocturno, pero eso sólo puede paliar una situación de riesgo, de contagio. Si hubiera un proceso de educación y de información suficientemente fuerte y claro, los jóvenes serían menos vulnerables a las posturas negacionistas, insolidarias y sobre todo erróneas, y a lo mejor se evitaban esas otras medidas punitivas. Y se lograba que la sociedad tuviera más certezas y esperanza y los jóvenes se dieran cuenta de la situación. Pero a pesar de esto, si no se ponen los medios en atención primaria, si no se incorporan más médicos, si no se incorpora más personal de enfermería, mas personal administrativo, no se puede atender a las necesidades de Covid19, y mucho menos de las otras enfermedades que ahora mismo se están postergando por imposibilidad de espacios y de profesionales .
Hay más enfermedades y enfermos que el Covid 19. La situación de los centros de atención primaria y la falta de rastreadores en la Comunidad de Madrid es insostenible, según sigue demandando mayoritariamente el sector sanitario y gran parte de la ciudadanía. Ahí hay un hueco que, como no se atienda, la pandemia será incontrolable.
¿Cuáles son los principales retos o problemas que tiene Prosperidad?
Hay una desigualdad que está tapada; hay una falta de habitabilidad enorme, una pobreza creciente, en la que toda la unidad familiar está en paro, y muchas personas mayores, vulnerables viviendo en soledad esta situación; hago mención especial a las residencias de mayores, y añadiendo dificultades administrativas para acceder en tiempo y forma a las ayudas sociales. En esta situación están apareciendo pintadas xenófobas, que dividen a la ciudadanía y alteran la convivencia., siendo caldo de cultivo de populismos indeseados.
Como vecinos y vecinas, más o menos afectados en esta segunda ola de la pandemia, debemos apoyar a nuestros sanitarios, reivindicar sus exigencias ante las instituciones responsables y mantener todas las medidas para evitar contagiarnos y contagiar.
Y mientras dure, buscar, nuevas formas de encuentro, telefónica, online, imprescindible potenciar la formación y acceso a los medios técnicos necesarios. Todos los que puedan ayudar, que ayuden. Nos mantiene la esperanza que lo poco que hagamos en esa dirección es válido y necesario.
¿Cómo valoras la actuación del gobierno del país en estos momentos que son tan difíciles?
No puede ser que se estén lanzando los dardos de la Comunidad al Gobierno; y, en mi humilde opinión, creo que el Gobierno tendría que ser más firme con la Comunidad de Madrid, aunque también es verdad que la firmeza del Gobierno en estos momentos, salvo que el PP cambie de actitud y colabore en lo imprescindible para todos los vecinos, para todos los ciudadanos, no sería posible porque están las ideas y los hechos, sobre todo, muy enfrentados. Y en estos momentos necesitamos algo más de certeza y algo más de claridad, más unidad
Y que los recursos económicos se empleen primero en reforzar la atención primaria, con nuevas contrataciones y mantenimiento de los hospitales públicos. ¿Por qué invertir en un nuevo hospital, si hay camas disponibles en los actuales sin poder utilizar por falta de personal?
En estos momentos, que son tan duros y difíciles, ¿Crees que la ciudadanía está dando la talla?
Yo creo que la ciudadanía estamos dando la talla, con inseguridades y, según las posibilidades. Los jóvenes, que es lo que más aparece en los medios, parece que se saltan las medidas de seguridad y quizá todo eso responde a un problema de educación que ha trasmitido valores arrastrados de años por este sistema neoliberal en el que cada uno parece que no tenga que contar con los demás Y ahora con la aparición de la pandemia, hay una gran frustración e impotencia que se compensa con la mal entendida libertad, caiga quien caiga.