Esto de la Ignorantoteca, que escribí a mediados de mes, ha traído cola. Quiero dejar claro que fue mi hermana la que empezó hablando de ella para gastarme un broma. Me pidió que me uniera a su grupo de amigos para poner en marcha una web o cosa por el estilo, una página que llevara ese nombre: Ignorantoteca.
Se me ocurrió escribir sobre ello en este periódico y ha resultado ser una plataforma de lanzamiento de esta idea.
He recibido correos y guasaps de muchas amigas dándome ánimos e ideas para llevarlo a cabo (la mayoría no sabe que hace poco me enteré de que informática se escribía sin “h”).
Un correo de mi amiga química me explicaba y ponía de relieve que para neutralizar a una sustancia ácida hay que unirla a un elemento base. Es lo mismo-me dijo- que tiene por función el ayuntamiento, la neutralización de la acción de participación ciudadana. Se ha creado una Unidad de Participación Ciudadana, sin ciudadanos que molesten, que incluye la de transparencia en diferido. Todo un logro.
Tenía razón mi amiga, la cosa era ponerse en marcha y yo no sé ni papajota del asunto de las webs, tengo la capacidad genética de crear problemas informáticos y no de solventarlos.
Otra amiga dedicada en cuerpo y alma, durante muchos años, a curar los males de la azotea humana, me llamó para decirme que la puesta en marcha de esa página era necesaria para que los vecinos no termináramos amuermados, es decir acarajotados, sin ánimo e ilusión por hacer ciudad. La entendí a pesar de que ni el diagnóstico ni el tratamiento fueran comprendidos por mí, inútil ser tecnológico.
Los ciudadanos amuermados son fáciles de manejar por los sociópatas, me expuso vehementemente, no tienen ilusiones, no es que sean ilusos, pero van camino de ello y los que tienen el coco fundido en la política van tomando posiciones y en cualquier momento pueden liarla parda.
No le podía quitar la razón, es cierto que estos del desgobierno (no hablo de los bolivarianos comunistas, trotskistas, lo digo por los que aman la patria hasta el punto de tener las cuentas corrientes fuera de ella para no agobiarla), gustan de crear desánimo según tácticas Goebbels, como: En la guerra no existe la victoria, sino distintos grados de derrota o una mentira repetida mil veces se convierte en una realidad.
Algunos amuermados se dejan convencer primero y vencer después. Tenía razón mi amiga, había que preparar una pócima tecnológica que frenara esas pequeñas derrotas a base de mil mentiras.
Una amiga filósofa y fumadora comenzó a “darme la brasa”, con una larga explicación sobre “La rebelión de la masas”, que comenzaba en las mesas: en las mesas de las cafeterías como Galaxia, en los ambigús y mesas de despachos, bancarios o no. Debo decir que me convenció e incendió mi espíritu y debilitó mis expectativas de llegar a saber alguna vez quien era yo y cuales eran mis circunstancias (pero eso es otra historia, tal vez otra histeria de las mías).
Una compañera de la Mesa de Cultura de los Foros Locales de Participación Ciudadana, pidió que se pidiera formalmente la creación, desde la Junta municipal, de una Unidad administrativa para potenciar la desinformación reglada y la cultura dormida: Sí -expuso convulsa-, cualquier propuesta cultural hay que sabotearla con medidas contundentes que la desestabilicen y deshabitúen a los vecinos del distrito.
Todo aquello me pareció tan peligroso como un concejal con ideales y antorcha. El hecho de aplicar una idea surgida de una broma para acumular acciones iletradas en todo el distrito o en toda una ciudad, se estaba escapando y dando origen a cuestiones un tanto maquiavélicas. También es cierto que no hacía falta de mucha imaginación para llegar al absurdo total. Tenía sudores de pánico entre pesadilla y pesadilla, me desconcertaba completamente la situación creada por un artículo.
Una mañana me vino a ver, a la hora del desayuno, Marichu, una amiga jurista y entre churro y churro, me leyó unos artículos de la última Constitución de España, la que está en vigor y nadie usa, salvo para hablar de ella antes de rasgarse las vestiduras, luego quiso parafrasear a nuestro Ilustre Pérez Reverte, mientras me robaba un churro y lo mojaba en mi taza: Los políticos del ayuntamiento y la CM, tras tantos años de cultura iletrada, nos han quitado la cultura y hasta la necesidad de quererla proteger para nuestros hijos.
En el fondo Marichu, decía lo mismo que me habían estado diciendo otras buenas amigas: llegará un momento que la cultura no estará ni se la esperará.
Siguió robándome los churros mientras me explicaba acuerdos de otro tipo:
-Mira, en Pamplona aprendí a jugar al mus. A los que no jugaban y pretendían interrumpir la partida se les decía: “Los mirones en silencio, solo convidan a las rondas y dan tabaco”, y esto es lo mismo, aquí hay una partida entre políticos y sus políticas y los ciudadanos deben considerarse invitados que, en lugar de dar tabaco, pagan los impuestos, pero nunca deben interrumpir a los jugatainas. Es vuestro error, pensar que alguien os invitó a jugar, sobráis todos y lo único que hacéis es interrumpirles su partida.
-Pero Maite, la cultura…
-La cultura y la educación son en el mus el juego a chicas y a nadie le interesa.
-¿Y a grande?
-¡Qué pregunta! El urbanismo.
-Y los que queremos entrar en el juego, ¿qué hacemos?
-Nada, tenéis la opción de iros a jugar a otra mesa. Los ciudadanos tenemos que organizarnos lo más lejos posible de los políticos, y cuando algún político quiera entrar en vuestro juego, hacedle ver que allí no pinta nada.
-Lo dices por…
-Sí, lo digo por aquellos Vocales Vecinos, que son parte de la propuesta que puede presentar una Mesa del Foro al Pleno distrital, como la de Cultura y luego votan en contra porque así lo marca el partido. Es como tener un quintacolumnista en la Mesa.
-El perro del hortelano.
-Mismamente. Por eso hay que jugar aparte y la Ignorantoteca puede daros mucho juego…
Me dejó planchado, no sabía como salir a flote de esto. Necesitaba ayuda… No, necesitamos ayuda todos los vecinos. A ver como nos las arreglamos ahora que la FRAV, ha sido considerada asociación non grata y la han privado de subvenciones. Tenemos que organizarnos… ¿Alguien sabe cómo ayudarnos? Se admiten más ideas.