Este mes ha llegado a los medios de comunicación el drama que está suponiendo, para algunos vecindarios de la ciudad interior a la M30, el nuevo negocio de instalaciones industriales de cocinas, concentradas en edificios, para uso de marcas virtuales (apps) que reparten comida a domicilio.
Los promotores son empresas comerciales que alquilan potentes cocinas industriales situadas en grandes locales, como colmenas; cada cocina de unos 15-20 m2 se alquila con una renta mensual de 2.500 – 3.500 €. En cada una de estas “fabricas de comida preparada”, se sitúan 10, 20 o mas cocinas, produciendo cada una cientos de pedidos al día; no son por lo tanto obradores artesanales o cocinas de restaurantes familiares. El problema es grave cuando, en vez de instalarse en zonas industriales, ocupan grandes locales comerciales que han quedado vacíos en barrios con densas áreas residenciales.
La motivación de este editorial es que se están instalando varias de estas industrias en Prosperidad. Ahora mismo ha saltado la alarma vecinal por un negocio de la empresa COOKLANE, relacionada con el grupo UBER, que está realizando obras desde el verano pasado, con procedimientos irregulares, y que ahora trata de rematarlas para mediados de marzo con una licencia dudosa que los vecinos han recurrido ante los tribunales. Un complejo, nada menos que, de 38 cocinas industriales ocupando todo un centro de manzana y bajos de edificios, con 1500 m2, donde hubo un centro comercial SIMPLY. Es la manzana entre las calles Cartagena, Canillas, Quintiliano y Zabaleta.
La empresa COOKLANE se anuncia en El Idealista ofreciendo las 38 cocinas de 18 m2 cada una a 2.600 € al mes. Un negocio de casi 100.000 € mensuales. Cada cocina tendrá sus sistemas de abastecimiento y reparto propios, por lo que aumenta el volumen y complejidad de los movimientos de materias primas, distribución de productos cocinados, residuos sólidos, contaminación y riesgos para los vecinos.
El antiguo propietario disponía del 70% de los votos en su comunidad de vecinos y consiguió que autorizaran el uso en el edificio hace un año, con el voto en contra de los demás propietarios, porque el comprador les exigía contar con dicha autorización previamente a la compraventa. Pero la información a los vecinos fue engañosa y los otros siete portales ni siquiera supieron lo que pasaba hasta que en verano empezaron las obras el Ayuntamiento apenas les ha informado de lo que ocurre ni ha contestado a sus quejas y preguntas.
El procedimiento administrativo ha estado plagado de irregularidades con una clara dejación por parte del Ayuntamiento que ha permitido que las obras se vayan consolidando. Se iniciaron con una Declaración Responsable el 29 de junio y las denuncias de los vecinos motivaron el levantamiento de actas de la policía denunciando que las obras no se correspondían con lo declarado. La empresa pidió entonces (2 de octubre) una licencia, pero a pesar del informe desfavorable, la resolución de denegación no se decretó por parte del Ayuntamiento, y la empresa volvió a presentar una Declaración Responsable y una nueva petición de licencia de actividad a finales de octubre, que se autorizó el 13 de noviembre con un plazo de cuatro meses para las obras, hasta el 13 de marzo próximo. En medio de este cúmulo de disparates administrativos, el 14 de octubre la empresa desmontó 4 grandes aparatos de climatización industrial (de unos 3 m3 cada uno) que habían instalado sobre la cubierta de la nave, junto a las viviendas de un edificio de Quintiliano.
El procedimiento es claramente irregular porque el uso de grandes instalaciones industriales de fuerte impacto ambiental, con molestias y riesgo para los vecinos, no se corresponde con la ordenanza municipal de la zona que permite el uso industrial (obradores, talleres, restaurantes…), pero no estaba prevista para este tipo de instalaciones que ni siquiera se conocían hace unos años y que no deberían compartir edificio con el uso residencial. Pero el Ayuntamiento ha ido trampeando sus interpretaciones de la ordenanza para colar el uso de “complejos de cocinas industriales” como un uso permisible.
La licencia se ha concedido sin realizar un estudio sobre los riesgos de los grandes transformadores de 10.000 KW instalados bajo las viviendas de Canillas 18, a 2m de dormitorios de las mismas, ni realizar estudios especiales de los efectos de ruido y olores de una industria transformadora que ocupa 1500 m2 en el centro de la manzana. Por otro lado la extracción de los humos de las 38 cocinas y freidoras se canaliza hacia una gran chimenea de 25m2 de sección y mas de 20 m de altura, adosada a un edificio de Quintiliano (sin autorización de la comunidad de vecinos), que repartirá los gases y condensación de partículas de grasa en todas las manzanas de alrededor, sin que se haya estudiado antes de dar la licencia.
El Ayuntamiento tampoco ha realizado, para dar la licencia, un estudio de movilidad y uso del espacio publico de las calles del entorno, que tendrán que soportar viajes de no menos un centenar de vehículos de abastecimiento de materias primas al día (cada cocina se abastece por separado) y miles de viajes de motos de reparto de pedidos, por calles residenciales de un solo carril de circulación y estrechas aceras. Este espacio viario tendrá que acoger, especialmente en la calle Zabaleta, a lo largo de la manzana, la zona de carga y descarga de las furgonetas de reparto, el aparcamiento de motos de decenas de riders en espera y el espacio para las decenas de contenedores de basura.
En definitiva, un desastre, con problemas ambientales y de trafico, donde los mas perjudicados son los residentes en la manzana, pero que afecta a todo el entorno con problemas de contaminación y movilidad. Y ningún beneficio para el barrio que perderá salud, tranquilidad y vida local, mientras que a su vez estas cocinas industriales contribuyen a la destrucción de la actividad de restauración en el distrito y entorno.
El Ayuntamiento no solo está brillando por su falta de información y asistencia a los vecinos, sino que el gobierno municipal ha votado en el pleno de Cibeles del martes 23 de febrero en contra de la propuesta de la oposición para que se redacte, en las ordenanzas municipales, una nueva regulación para el uso de cocinas industriales.
Mandan las empresas que promueven este tipo de negocios, y el Ayuntamiento piensa seguir dejando hacer, en perjuicio de todos, ya que al parecer existen varias propuestas de nuevas cocinas industriales en distintos barrios centrales de la ciudad y algunos nuevos también en Prosperidad.
Desde Prospereando apoyamos la acción vecinal de la manzana Canillas-Quintiliano-Zabaleta-Cartagena y reclamamos al Ayuntamiento soluciones para ellos, y una moratoria para este tipo de instalaciones en tanto se elabora una nueva regulación de las mismas, que no perjudique a los barrios.