Contra las violencias machistas, autodefensa feminista
Con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer el 25 de noviembre, nuestro grupo: Feministas Prospe, asamblea autogestionada de barrio, propusimos a las vecinas acompañarnos en un taller de autodefensa feminista.
Quince mujeres de diversa condición física y edad nos reunimos el sábado 20 por la mañana en el local de la Asociación Vecinal Valle Inclán, para explorar las violencias que nos atraviesan a diario y el cómo defendernos.
La autodefensa feminista se diferencia de la defensa personal yendo más allá del plano de lo físico, incorporando multitud de estrategias emocionales enfocadas en empoderarnos personal y colectivamente, permitiendo identificar y enfrentar la violencia desde los fundamentos del feminismo.
Si nos tocan a una, nos tocan a todas
Al oír la palabra autodefensa, los imaginarios (marcadamente patriarcales), pueden llevarnos a una agresión física y/o sexual frente a un desconocido, “feo” y “desaliñado” en la oscuridad de un callejón nocturno, concluyendo la escena con toda clase de desenlaces peliculeros. El feminismo y la estadística nos señalan que estos tipos de “combate final” junto al estereotipo de agresor inadaptado no son la norma. Una de cada tres mujeres, según Naciones Unidas, ha sufrido violencia física o sexual a lo largo de su vida, siendo en la mayoría de casos, hombres de su entorno más cercano los agresores.
El machismo utiliza múltiples formas de violencia manteniendo así las relaciones de poder que sustentan el patriarcado y condicionando nuestras respuestas. Sumando a las mencionadas: la violencia psicológica, simbólica, económica, vicaria, tránsfoba, racista, digital o aporofóbica, intentan mantenernos calladas, sumisas y pensando que no tenemos recursos para cambiar este estatus quo.
El clima del taller, conducido por dos compañeras profesoras de autodefensa feminista, fue de seguridad y confianza. Este espacio de sororidad se creó con las primeras dinámicas gracias a trabajar lo emocional, a compartir las situaciones violentas que todas hemos vivido y reconocer como la actitud para enfrentarlas cambia por completo nuestras vidas, llenándonos de poder y abriendo nuevas posibilidades de enfrentamiento negadas por la educación patriarcal. El “auto” de autodefensa no apela a la individua sino al colectivo, pues construir una red de apoyo y tener la posibilidad de acuerparnos también es lucha y autodefensa feminista. Juntas somos más fuertes y felices.
Ante la duda, tú la viuda
Los roles de género impuestos y los mitos de amor romántico nos han querido enseñar que la sumisión es nuestra mejor y única herramienta para sobrevivir, y aunque en la versión más perversa del sistema esto se convierte en ocasiones en verdad, en la autodefensa feminista se trabaja para darnos cuenta de los procesos de sociabilización, que han pretendido hacernos indefensas, y desmontarlos. Siempre partiendo de un enfoque que no juzga ninguna reacción, sea de parálisis, huida o contraataque ante una agresión.
A medio taller ya habíamos advertido que necesitábamos desprendernos de muchos mandatos adquiridos inconscientemente. Empoderarnos, enorgullecernos de nuestros cuerpos, reapropiarnos de ellos y quererlos es imprescindible, pues tristemente aún hoy son territorio de batalla, y se defiende mejor lo que se quiere bien.
¿Por qué me siento mal si pongo límites a los demás? ¿Por qué asocio mi asertividad a ser violenta? ¿Por qué no consigo expresar en voz alta el rechazo que siento? ¿Por qué dudo de mi capacidad de actuar frente a una agresión? Estas son las preguntas que cruzan nuestras mentes y que constriñen nuestros cuerpos. ¿No tengo derecho a protegerme con todo lo que tengo? Sí, me cuido y me cuidan mis amigas.
Al finalizar el taller sabíamos que teníamos oportunidades para defendernos de todas las violencias machistas, llenas de: “quizás no del todo”, pero también de: “por qué no intentarlo”. Interiorizar y automatizar respuestas tan diferentes a las aprendidas conlleva iniciar conscientes un proceso de cambio, y en algunos aspectos, acercarte a la autodefensa feminista marca el comienzo.
Escucha hermana, aquí está tu manada
Las fechas señaladas se comportan, entre otras cosas, como catalizador del movimiento feminista, pero los grandes cambios se articulan a través de otros pequeños y desde la base. Si en las manifestaciones multitudinarias se camina junto al grito de consignas como las que en esta reseña hacen de titulares, sin una pizca de hipocresía, esto se construye en el día a día de nuestros cuerpos, de los barrios y pueblos, haciendo seguros los espacios que nutren nuestras rutinas y con las redes que tejemos entre ellos.
Si definimos la autodefensa feminista como una de las soluciones más completas ante las violencias machistas, lo queremos hacer con todo el compromiso que nos permitan nuestras fuerzas, poco a poco, pero sin pausa. Cuidándonos, de-construyendo lo adquirido de este mundo que no nos acaba de convencer y profundizando en nuestras relaciones de vecinas que se hacen amigas, marcando nuestra propia hoja de ruta, eligiendo defender nuestras vidas diversas y en pie de guerra contra violencias comunes. Esto último no solo nos convence, sino que nos conmueve. ¿Qué queremos decir con esto? Aquí seguimos, si andas cerca de prosperidad contáctanos en redes o vente al próximo encuentro en la plaza, en definitiva, por muchas palabras que le ponga al texto: lo que vivimos en el taller, se queda ahí. Acaba de leer y únete.
Paloma Mora, Feministas Prospe