Pastores
Los viejos pensamos mucho en el ayer, rumiamos palabras, el otro día me vinieron a la memoria las herramientas que en mis épocas usaban los mayores: las antiparras, también conocidas como gafas y la cachaba, el bastón que ayudaba y ayuda a no perder el equilibrio más de lo necesario.
Años después supe que esta palabra: cachaba, se asociaba simbólicamente al cayado del pastor que conduce al rebaño y que la RAE permite que se escriba con “B” o con “V”.
Me dio que pensar que mi memoria recalara en estas palabras, al poco creí entender lo que mi cabeza quería decir. Sí, el mundo parece concentrar su mirada en la credulidad que nos marca el arte de la desinformación, de la verdad única y mediática. Una especie de cachaba tecnológica, con sus acepciones.
Nos movemos con horario de invierno y verano a golpe de cachaba institucional, pero no sabemos con cuál de los dos quedarnos, necesitamos al pastor que nos pastoree, que nos diga lo que debemos hacer, pensar…. Creo que el problema está en que nos han acostumbrado a que piensen por nosotros. Nos hemos acostumbrado a ser dirigidos y manipulados, la voz crítica está afónica en algunos, en otros, los más, necesita un logopeda urgentemente.
En las excursiones turísticas sigues al pastor que paraguas en mano te conduce sin poder disfrutar tranquilamente de cada entorno, sin leer las sabias explicaciones de cada espacio.
Las mesas más acogedoras en los restaurantes son las grandes, si vas a comer solo, te plantan cerca de los servicios.
En horario de verano o de invierno intentan manejar, siempre ha existido el pastoreo, pero ahora es excesivo. Cuando te querían colocar en el restaurante Los Borrachos de Velázquez en un mal sitio, se lo decías al jefe de sala y te ubicaba en otro lugar más cómodo o te ibas, y se arreglaba todo. Ahora reservas la mesa y cuando llegas y no te gusta el entorno, si te vas, ¡zasca!, te cobran, que es lo mismo que si te dieran con la cachaba en la cabeza.
Los pastores nos hacen creer que el viernes negro es algo relacionado con el ahorro y no con el gasto. Así nos va.
Paca Pinreles
La llamaban así los niños del barrio del Pópulo, aunque ella nunca se llamó Paca y tampoco tenía pies, era una paloma a la que la fatalidad en forma de gaviotas, le había amputado todos los dedos de su pata derecha y todos los de la pata izquierda menos el dedo central.
Antes, cuando era muy joven, se divertía en la playa de la Victoria, poniendo su pata sobre la arena húmeda, luego picoteaba alrededor de ella hasta formar un círculo casi perfecto.
Ahí fue cuando la gente; los bañistas gaditanos y los turistas comenzaron a conocerla como Paca Pinreles. La huella de su pata dentro de un círculo significaba mucho más que en lo que en realidad era. Aquellos bañistas al ver la huella de su pata dentro del círculo la aplaudían y reían esperanzadas ante lo que aquel símbolo significaba. Era algo muy concreto y profundo, era, ni más ni menos, que el símbolo de la paz desde mediados del pasado siglo XX. Ella era la encargada de alentar cada mañana y cada tarde en la playa una renovada esperanza en que la humanidad podría corregir sus errores.
A cambio de unas migas de pan sacadas de los almuerzos de los bañistas, ella, una paloma blanca que ululaba de un lado para otro cada día, como tantas otras, supo conseguir transmitir ilusión en el futuro.
Pasaron los meses, llegó la temporada estival y su fama crecía y crecía, hasta que una tarde cuatro gaviotas quisieron escarmentar a Paca Pinreles.
Lo que más le había dolido de aquella afrenta en la que perdió todos los dedos de sus patas, todos menos uno, fue el que ya no podría hacer nunca más el símbolo de la paz sobre la arena húmeda de la playa. Fue un desprecio al buen gusto, un baldón sobre el espíritu de convivencia.
De todos los dedos solo le dejaron el central de la pata izquierda, era como si le hiciera una peineta al mundo de la paz. Cada vez que caminaba por la arena dejaba impreso en ella la peineta, una mofa a la necesaria paz mundial, esa que ella había alentado siempre.
Paca Pinreles ya no pisaba la arena, solo caminaba por el Pópulo, esperando encontrar unas migas de pan por esas calles. Una noche con viento de Levante, guarecida en los soportales del ayuntamiento dejó de existir sabiendo que la paz estaba censurada, que otras gaviotas, como las que le atacaron aquella tarde, se estaban encargando de amputar todo vestigio de paz.
¿?
¿Subo o bajo?
¿Estoy parado o atascado?
¿Estamos todos parados o atascados…?
¿Son los demás los que están parados o soy yo?
… Pero ¿dónde estamos?…
Quizá estemos todos apostando por el no estar.
El mundo
El mundo es una compleja estructura en equilibrio; el yin y el yang, el amor y el odio, el sanador y el senador.
Aclaración
No es cierto que los delitos de lesa majestad son los que cometen los miembros de las casas reales.
E. Zola
La verdad está en marcha y nadie la detiene…
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Oración
Muchos son los que rezan para que los dioses les eviten el trabajo de pensar diariamente.
Hipótesis
Y se acabó aprobando la Ley por la que se podían conceder sin límite subvenciones a los salva-patrias y amigos de los golpes de estado.
Promoción que podría darse
Se promocionará a todos aquellos ciudadanos desnortados que crean todo lo escrito y oído en redes como X, sin crítica alguna. Elon Musk.
Y ahora que ha salido tan importante empresario, me ha dado por pensar en estos macro imperios financieros y como influyen en nuestra cotidianidad, me ha dado por pensar que por mucho que digamos y escribamos unos y otros, ya está todo dicho y escrito. De pronto me asalta un pensamiento muy loco, ¿se ha escrito de todo?
Hay un refrán o aseveración popular que siempre escuché, desde niño mis mayores decían que sobre los culos no había nada escrito. Sin pensarlo un momento, desde el respeto al lector y en vista de cómo vamos por el mundo, se me ha ocurrido desmentir este aserto popular.
Sobre culos no había nada escrito
Culos multicolores,
culos multirraciales,
culos lindos como flores
que algunos llaman anales.
Culos netos y redondos,
culos peludos y retorcidos,
culos bravos y cachondos,
culos mal definidos.
Culos de pitiminí,
culos de terciopelo,
culos de bisturí,
y súper-culos con pedos.
Nada escrito había de culos
y mucho hay que escribir;