Mrs. Blanquet manejaba muy bien a las muchachas como Katty. Aceptaban cualquier habitación de alquiler en sus caminos de huida. Llegaban enmudecidas por la violencia de sus familias, amantes o abusos infantiles. Mujeres jóvenes de voces susurrantes que apenas levantaban los ojos del suelo en un continuo disculparse. Katty abrió …
cuéntame…
Al anochecer la camioneta se acercaba a la aduana, un edificio sombrío que a Dora le recordaba a las edificaciones de su pueblo. Observó entonces, que el anillo de boda estaba cubierto de sangre y se hizo un torniquete en el dedo con el pañuelo que llevaba en el bolsillo.
Nuestra relación comenzó el año que me saqué el carnet de conducir. Tenía veinticinco años. Te dejé entrar en mi vida a pesar de que hubo amigas que me advirtieron: “No lo hagas, no es una persona buena”. Quizás me atraían tus aires de superioridad, tu desenvoltura. Me resultabas una …
-Hoy he vuelto a pasar, por la calle de Alcalá...
Eran las ocho de la noche y el pueblo estaba envuelto en una quietud de lluvia y espera que presagiaba sobresaltos. El Padre Celso, entró en el zaguán, dejó la bici a un lado y sacudió el impermeable.
La tarde que le dije a Eugenia “no quiero salir más contigo”, el otoño ya era una realidad en Madrid. Llevábamos saliendo dos años. Sus padres tenían una tienda de ultramarinos en la misma plaza donde estaba el despacho de mi padre.