Cuando nos encontramos en un lugar lejos de las ciudades, donde no tengamos contaminación atmosférica ni lumínica y por la noche miramos el cielo, podemos ver el gran espectáculo de los numerosísimos cuerpos celestes (estrellas, planetas...etc.) que hay en el firmamento.
Se ha instalado entre nosotros una cierta cultura del malestar: de la desazón, de la crispación, del debate polémico y agresivo, de la descalificación sistemática.