El vagón llega a la estación y los viajeros se acomodan en los asientos. Nadie observa a nadie. Unos tienen la mirada en sus móviles, otros intentan dar una cabezada. Alguna compra de navidad descansa en el suelo. Vuelven del trabajo.
Carmen Moleres
Casi siempre ocurría los jueves. Mi madre me llevaba a la tienda del tío Mario un poco antes de que abriera a hacer la compra al decir de mi madre. Se peinaba con su moño "arriba España" que a mi padre tanto le cabreaba, prefería la melena despeinada de los domingos cuando salían del dormitorio. Y por más que lo intentó siempre iba a la calle con ese peinado. Los jueves se lo ponía más alto y voluminoso, y al rematarlo con una pequeña peineta decía "para que aprendan". Alguien debía de hacerlo pero entonces yo no lo sabía. A …
La muchedumbre se acerca al estadio y el griterío es incesante. Se disputa el gran partido entre dos equipos contrarios. La Nochebuena está cerca y las guirnaldas con luces de colores unen las calles como enormes caleidoscopios nocturnos.
Me la encontré por primera vez en el puesto de frutas. Era poco comunicativa, pero los tomates y las berenjenas me ayudaron a conocerla. Un día que compré mangos me dijo que le gustaban, que en la India se desayunaba con ellos y los echaba de menos. Pero nunca la …
Los sábados iba con mi padre a la clínica a ver a mi hermana mayor, a quien encontrábamos siempre sentada bajo un árbol. Más tarde supe que era un olmo, de tronco rugoso y grandes raíces, que se asomaban a la tierra formando un hueco donde mi hermana se deslizaba como un cachorro maltratado. Ya no recordaré ese árbol sin mi hermana.
Una manta de calor denso cubría el pueblo de Necúparo cuando Juanita tendía la ropa en “La Estrella” la casa donde vivía la señora Remedios Valverde. Los lagartos se escondían en sus madrigueras, los militares en las suyas, las tiendas cerradas, ni un ruido, ni una brisa de aire llegaban a aquel patio.