El martes me llamó mi amiga Alicia, me dijo que le gustaban los articulitos que escribía porque decía y escribía como ella. Temí por un momento que hubiera una transmisión de ideas telepáticamente o que yo actuaba de “negro” suyo (dícese del que escribe en nombre de otro), por transmisión …
Había quedado con Merche, en la churrería de siempre. Mientras subía la cuesta de López de Hoyos y pensaba lo bien que nos vendría unos patinetes que nos subieran y bajaran la cuesta, por cortesía de la Junta Municipal, porque la cuesta dichosa divide el barrio, no lo neguemos.
Nos dicen los sabios que no estamos haciendo las cosas bien, que no hacemos la cuarentena debidamente, que somos díscolos y anárquicos, inconsecuentes y catastróficos, patéticos e impredecibles.